Fin de año es época de alto consumo y gastos. Por ello, CircularTec invita a repensar la celebración de la Navidad desde la economía circular y la sostenibilidad, promoviendo un menor impacto en el medio ambiente y apoyando a las pymes.
Cambiar la forma en que celebramos estas fiestas tradicionales es posible adoptando prácticas más verdes y compartiendo un estilo de vida sostenible. En ese sentido, Jeamsie Herrera Parraguez, jefa de la Carrera de Ingeniería Comercial mención Gestión y Comercio Exterior de la Universidad de Tarapacá, explica que una Navidad sustentable sí es factible.
Según la experta, lo primero que podemos hacer es reutilizar. “Los adornos que usamos deben guardarse y cuidarse para poder utilizarlos año a año. En mi caso, tengo algunos que tienen 10 años y aún están impecables, incluso en sus cajas. Desde el punto de vista del consumidor responsable, si deseas renovar o comprar algo, como los adornos, sería bueno preferir aquellos elaborados con material reciclado”.
Por otro lado, la reutilización de textiles puede ser otra alternativa para crear nuevos productos, en este caso navideños. “Hay diferentes técnicas para hacer cosas muy bonitas. Por ejemplo, se pueden elaborar manteles uniendo cuadraditos de distintas telas o diseñar diversos objetos a partir de ropa reciclada. En el fondo, somos nosotros quienes debemos cambiar el consumo hacia uno más responsable; esa es la nueva mirada que debemos adoptar”, comenta Herrera Parraguez.
Otra alternativa interesante es usar decoraciones naturales o aquellas que tengan bajo consumo energético para apuntar hacia un uso eficiente. El uso de luces LED para decorar árboles, casas, balcones o espacios especiales permite ahorrar energía. Mantener las luces encendidas solo unas horas también contribuye a reducir el gasto de electricidad y dinero. Asimismo, la reutilización de materiales para transformarlos en objetos “únicos” es siempre una mejor opción que comprar productos nuevos, sobre todo si buscamos evitar el plástico.
Desde Iquique, Fernanda Henríquez y André Araya, junto a su abuelo Juan Ramos, dan nueva vida a troncos de tamarugos que se encuentran tirados o botados en los alrededores de La Huayca.
Sobre este trabajo con madera, André Araya comenta: “El abuelo de mi pareja comenzó a recoger troncos de tamarugo. Como es una especie protegida, lo que él hace es recolectarlos cuando están tirados por la pampa del Tamarugal, dándoles una nueva vida al convertirlos en tablas, mesas, lámparas de estilo rústico o artículos de decoración. Con esto creemos que impulsamos la economía circular de este material”.
Por su parte, Fernanda Henríquez asegura que este emprendimiento ha ido creciendo con los años. “Mi abuelo lleva alrededor de 10 años en la labor de restauración en la localidad de La Huayca. Trabaja este tipo de madera desde la recolección de troncos y, en ocasiones, prácticamente desde la basura hasta convertirlos en un nuevo mueble para el hogar”.
Fernanda destaca también que esta iniciativa es una ayuda para que su abuelo se mantenga activo. “Él es una persona de la tercera edad y este proyecto le ayuda a mantenerse ocupado durante su día. Además, ‘Rústico a mano’ contribuye a la economía circular, porque recogemos maderas de la basura para restaurarlas”.
Otro caso destacado es el de Teresa Báez, una emprendedora especializada en la reutilización de textiles, quien ha desarrollado su idea para darle una nueva vida a la ropa en desuso. Fundadora y dueña de RyR Jeans, recicla y reutiliza estas telas para fabricar diferentes prendas, como delantales, carteras y organizadores, entre otros. Sin duda, se trata de un regalo sustentable que no solo contribuye al medioambiente, sino que también sirve de palanca para muchos emprendedores que impulsan la economía circular a partir de sus ideas de negocio.
“Algunos nos hemos dedicado a reciclar y reutilizar para transformarlo en objetos realmente utilizables. No se trata solo de adornos, porque todo lo que hacemos es funcional. No revendemos; lo hacemos con nuestras propias manos y lo más bonito de nuestro trabajo es que cada prenda es única, no hay dos iguales. Eso le da un plus para que las personas regalen sostenibilidad y algo especial”, comenta Báez.