Por Marisol Durán Santis, Rectora de la Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM) y miembro del directorio del Consorcio de Universidades del Estado de Chile (CUECH).
En Chile, la matrícula de mujeres en carreras de las áreas de las ciencias, las tecnologías, las ingenierías y las matemáticas (STEM) se encuentra alrededor de un 20% por debajo en comparación con los países de la OCDE. Se trata de una cifra poco alentadora, que demuestra que aún persisten brechas en la plena incorporación de la mujer en el campo académico y que nos empuja a analizar en el marco de una nueva conmemoración del Día Internacional de la Mujer.
Sin duda, las universidades son instancias que deben vincularse con su entorno y saber responder a las demandas de la sociedad. En ese sentido, las entidades públicas del Estado, como la UTEM, tenemos una responsabilidad social fundamental en la formación de las y los futuros profesionales, de manera que contribuyan al desarrollo del país en igualdad de condiciones.
Un paso relevante en este tema se produjo el año 2021. Tras las demandas de los movimientos feministas, el Estado dio una señal importante con la promulgación de la ley N°21.369 que regula el acoso sexual, la violencia y la discriminación de género en el ámbito de la educación superior, donde reconoció la existencia de dicha problemática y entregó una respuesta a esa situación.
Gracias a dicha norma, actualmente las universidades contamos con políticas integrales de igualdad de género, orientadas a impactar los procesos de formación y de investigación así como los aspectos de co-responsabilidad social de los cuidados. También hemos establecido modelos de prevención y de sanción; hemos creado unidades especializadas y generado estrategias comunicacionales tanto para dar cuenta de la existencia de estas políticas como de los protocolos de actuación contra la violencia de género.
Otros avances importantes en el ámbito académico han sido el cambio de nombre al Consejo de Rectoras y Rectores de las Universidades Chilenas (CRUCH), que permite, a través del uso del lenguaje inclusivo y no sexista, visibilizar a las mujeres en cargos directivos. También se concretó la instalación de una Comisión de Igualdad de Género en dicho Consejo, que ha posibilitado definir criterios y lineamientos para avanzar en equidad al interior de los planteles, intercambiar experiencias, definir orientaciones comunes y conocer los avances y desafíos.
En Chile, las universidades estamos empeñadas en atraer más mujeres a las carreras STEM, y un ejemplo de ello es el mecanismo denominado “Ingreso por Equidad de Género”, opción de admisión directa destinada a las mujeres que desean estudiar carreras donde su representación es inferior al 50% y que pretende revertir las barreras culturales de división entre carreras convencionalmente masculinizadas.
Pese a estos cambios, hoy emergen nuevas demandas que impactan principalmente a las mujeres. El cambio climático, el envejecimiento de la población y mejores pensiones, la conciliación del trabajo con las tareas del cuidado y la crianza, el liderazgo, derechos salariales y la brecha digital de género – este último tema planteado por la ONU para esta conmemoración-, son temas que como comunidad académica -autoridades, profesores, investigadores y estudiantes- debemos abordar para el bienestar de todas y todos.
Las instituciones de educación superior públicas tenemos una responsabilidad social frente a las temáticas de interés general, en el sentido de visibilizar desigualdades e inequidades que afectan a distintos grupos de la sociedad con el propósito de desarrollar debate y propuestas orientadas a su mejora.
Nuestra política institucional de género que hemos desarrollado en la UTEM -por ejemplo- es un enorme avance, dado que nos entrega orientaciones y lineamientos de acciones para disminuir las brechas e inequidades que hoy tenemos y que esperamos revertir con mecanismos efectivos y validados por la comunidad. Tenemos mucha alegría, porque esta política fue el resultado de un trabajo participativo, colaborativo y triestamental. Es, sin duda, el camino que se debe seguir.