Karen Caro Vallejos, académica de la Facultad de Enfermería, UNAB Sede Viña del Mar
La hepatitis es una inflamación del hígado que puede causar una serie de problemas de salud, incluso pudiendo llegar a ser mortal, ya que este órgano es vital para procesar nutrientes, filtrar la sangre y combatir infecciones. Esta enfermedad es causada por un virus, del cual existen cinco cepas o tipos distintos; A, B, C, D, y E. Si bien todas ellas causan daño a nivel hepático, se diferencian en el modo de transmisión, en el nivel de gravedad de la enfermedad, en la distribución geográfica en donde se presentan y en la manera de prevenirlas.
La causa más común de defunciones relacionadas con cirrosis hepática, cáncer y hepatitis viral son las Hepatitis causadas por los tipos de virus B y C ya que ambos provocan una enfermedad crónica en cientos de millones de personas a nivel mundial. En Chile, los tipos de hepatitis viral más comunes son la hepatitis A, B y C.
En el caso de que la mantención de los alimentos (temperatura, manipulación, hermeticidad, etc) y los sistemas de saneamiento no son óptimos, las hepatitis A y E tienden a ser más comunes, tomando relevancia el cuidado que deben tener las personas al consumir, por ejemplo, comida que no certifica cumplir con las normas correspondientes y que podemos ver cada vez con más frecuencia su venta en las calles.
Las infecciones por los virus B y C de la hepatitis afectan con mayor frecuencia a los trabajadores de establecimientos sanitarios o que manipulan órganos, sangre y tejidos, incluyendo además la transmisión a través de fluidos corporales en el acto sexual sin protección.
Por otro lado, el consumo excesivo de alcohol, la utilización de algunos medicamentos y ciertas enfermedades, también pueden provocar la inflamación hepática crónica terminando finalmente en una hepatitis.
La estrategia mundial de la OMS contra las hepatitis, aprobada por todos los Estados Miembros de la OMS, tiene por objetivo reducir en un 90% las nuevas infecciones y en un 65% las defunciones por hepatitis entre 2016 y 2030.
Chile ha tomado las medidas necesarias para contribuir a cumplir el objetivo de la OMS, sin embargo, se recomienda a la población que también tome medidas de prevención como por ejemplo precaución en la adquisición y consumo de los alimentos, prácticas sexuales seguras, vacunación, no compartir jeringas, seguir los protocolos establecidos en la atención de salud y evitar el consumo excesivo de alcohol.