- 20 de los 25 embalses monitoreados por la Dirección General de Aguas (DGA) del Ministerio de Obras Públicas aumentaron su nivel respecto al que presentaban a inicios de la semana pasada.
- Tras las últimas lluvias, Laguna Laja está a un 33% de su capacidad y tuvo un aumento de un 62% respecto de la misma fecha del año pasado.
Las lluvias de las últimas semanas causaron serios daños en infraestructura de distintas ciudades de la zona centro sur de nuestro país. Pese al escenario anterior, el agua caída tuvo un impacto positivo en lo que a nivel de embalses se refiere, logrando que lleguemos casi al 50% de nuestra capacidad embalsada total a lo largo de Chile.
De acuerdo con el nuevo del “Informe sobre nivel de embalses”, elaborado por el Centro del Agua de la Facultad de Ciencias de la Naturaleza de la Universidad San Sebastián, si comparamos el estado actual de los 25 embalses que monitorea la DGA con la situación de la semana anterior, 20 de ellos aumentaron sus niveles.
En la región del Biobío, vemos que dos de los tres embalses están con niveles superiores si comparamos con el año 2023 (Pangue y Laguna Laja), mientras que Ralco está un 7% por debajo de los niveles del año pasado, pese a haber aumentado su volumen un 21% respecto a la semana pasada.
El caso de Laguna Laja es destacable, pues si bien hoy se encuentra a un 33% de su capacidad (equivalente a 1.886 hm3), tuvo un aumento de casi 3% respecto a la semana pasada, de un 62% respecto a la misma fecha del año pasado y de un 154% respecto a 2023. Además, está a su mayor nivel para este mes del año al menos desde el 2020, y recordemos que es el embalse más grande de Chile.
El director del Centro del Agua USS, Federico Errázuriz, destaca que “Biobío es una región con una gran capacidad de embalses, muy fuertemente orientados a la generación hidroeléctrica. Sin embargo, los últimos años han existido conversaciones y acciones del sector eléctrico que han permitido una mejor coordinación con usos en agricultura y turismo, ambas actividades con gran presencia en la región”.
El único embalse de la región de Ñuble, Coihueco, presenta un 6% más de volumen que en junio del año pasado, llegando a las 12,9 hm3 de una capacidad total de 29,3 hm3, habiendo aumentado su volumen un 14% respecto a la semana anterior.
Embalse Peñuelas: registros no vistos desde hace cinco años
En el panorama, un caso que destaca positivamente es el del embalse Peñuelas (Región de Valparaíso), que —lamentablemente— se ha transformado en uno de los íconos de la sequía que ha azotado a nuestro país durante los últimos años. Con las últimas lluvias, su nivel embalsado alcanzó el 10%, registrando más de 9 hm3, siendo que en los últimos cinco años nunca había superado los 1,4 hm3.
Federico Errázuriz asegura que “este es un caso icónico de lo que representaron las últimas lluvias, ya que este embalse llevaba muchos años en porcentajes cercanos al 0%, y actualmente ha cuadruplicado su volumen acumulado respecto al informe de la semana anterior”.
Lo anterior, “es una muy buena noticia considerando que es un embalse que se utilizaba para abastecimiento de agua potable y no estaba siendo utilizado para ese fin desde el 2021”. Además, “está inserto en una reserva de la biósfera, lo que significa que su nivel de agua probablemente atraiga más fauna y una mejor condición ecosistémica a la zona”, explica Errázuriz.
Otros casos a nivel país
Los embalses localizados de Valparaíso al sur, en general, muestran buenos niveles, destacando la situación de El Yeso (al 89% de su capacidad total), Los Aromos (100%), Convento Viejo (96%), Rapel (91%) y Ralco (91%). A excepción de Laguna del Maule, que se encuentra a un 48% de su capacidad, todo el resto supera el 50%.
“Esperamos que esta realidad nos lleve a reflexionar sobre la necesidad de potenciar la infraestructura de acumulación de agua”, dice Federico Errázuriz. “En los años recientes Chile ha sufrido de manera muy severa la sequía con problemas de agua potable en sectores rurales y otras grandes dificultades para la agricultura, por lo que el llamado que hacemos es a pensar en la infraestructura hídrica del futuro, a pensar en nuevos embalses para aquellas zonas que lo requieran y donde nuestra cordillera permita su construcción”, finaliza.