– El presidente del Congreso Internacional para la Efectividad y la Mejora Escolar (ICSEI) abordó los principales desafíos que trajo la pandemia para la formación escolar.
Entre los días 10 y 13 de enero de 2023 próximo se llevará a cabo la versión número 36 del Congreso Anual ICSEI (International Congress for School Effectiveness and Improvement), que se desarrollará por segunda vez en Chile, luego de 10 años.
Bajo el nombre “Sistemas educativos aprenden bajo circunstancias desafiantes”, el congreso que se desarrollará en Viña del Mar estará enfocado en re-imaginar la educación del futuro post pandemia, a través de perspectivas globales y soluciones locales con foco en la innovación.
La Pontificia Universidad Católica de Valparaíso estará presente en la organización de este encuentro a través del Centro Líderes Educativos y uno de los principales anfitriones es precisamente el presidente de ICSEI y director del Centro Robert Owen para el Cambio Educativo de la Universidad de Glasgow en Escocia, Christopher Chapman, quien ha trabajado con directivos y profesores del sistema escolar desarrollando investigación para mejorar sus prácticas en la escuela. Además es profesor visitante en la PUCV.
¿Cuál es la importancia que tendrá el Congreso Internacional ICSEI 2023?
“El Congreso es un gran evento que reunirá a importantes comunidades internacionales que se vinculan con líderes del mundo de la educación y tomadores de decisiones de diversos países. El Congreso se enfocará en mostrar investigación para mejorar el sistema educativo y hacerlo más equitativo, pensando en que los niños y las niñas puedan aprovechar su potencial, independiente de donde provienen. Nos enfocamos en mejorar la calidad de la educación y darle a cada niño en el mundo la mejor oportunidad para lograr el éxito”.
¿Qué temáticas se abordarán en el contexto de este congreso?
“El evento de enero será el primero de carácter presencial desde la pandemia. Participarán más de 600 personas entre investigadores y profesionales del sistema escolar de 25 diferentes países. Considerando este complicado periodo donde muchos niños y jóvenes tuvieron que educarse en casa, ocupando la tecnología, en los distintos países se acentuó la inequidad. Muchos no tuvieron acceso a computadores o internet. No todos pudieron avanzar con el progreso educativo que llevaban. Sabemos que hubo un impacto masivo en adolescentes, en distintos grupos y formas. La evidencia está mostrando que la pandemia ha afectado en diversas comunidades alrededor del mundo, de diversos géneros y razas, amplificando los desafíos que enfrentaba el sistema”.
¿Cuál es el mayor desafío para la educación en pleno siglo XXI pensando en los profesores después del impacto de la pandemia?
“Hay tres grandes desafíos. El primero es la presencialidad, sobre todo para los estudiantes que no estaban yendo a la escuela. Necesitamos buscar nuevas formas de enseñanza considerando que la pandemia afectó la interacción social y que en un contexto online es difícil construir una relación cuando las personas no se encuentran cara a cara. Es muy importante construir las confianzas al interior de la escuela y desarrollar habilidades sociales que se han complejizado por la falta de contacto presencial”.
“El segundo desafío es potenciar la participación y que en el proceso de aprendizaje se incorporen las familias y se construyan relaciones de confianza con las comunidades y los estudiantes se integren en un ambiente de aprendizaje. En tercer lugar, el desafío es para los profesionales de la educación, es no seguir enseñando como antes. La pandemia fue una oportunidad para repensar cómo se realiza el aprendizaje y cómo estimular la motivación para que todos participen en apoyar el aprendizaje. Si existen las condiciones en la escuela para que los niños y jóvenes cuenten lo que les pasa y se sientan seguros, se pueden generar relaciones de confianza y esto favorecerá su aprendizaje”.
“La pandemia en cierto sentido nos mostró que la sociedad es más compleja de lo que pensamos y que hay muchos desafíos para formar a los estudiantes y que en la complejidad del proceso de enseñanza y de apoyo de los alumnos es importante el rol de los profesores. Por supuesto, la calidad del sistema escolar depende de la calidad y la performance de los profesores. Fui afortunado de trabajar y recorrer varias escuelas en Chile y lo que vi es que había mucho compromiso de los profesores y también en las escuelas públicas en circunstancias desafiantes”.
¿Qué desafíos se abren para la formación de profesores?
“Los gobiernos necesitan invertir más recursos en aprendizaje profesional y en los profesores. La calidad de la educación y el aprendizaje que realizan las nuevas generaciones depende de la calidad de sus profesores. Los maestros en algunos países no son valorados y no reciben buenos ingresos en comparación a otros profesionales, lo que es problemático para mejorar la calidad del sistema educativo y afecta en la equidad de la educación”.
“Deberíamos destacar el valor de la educación y mejorar la inversión para formar profesores, como una carrera atractiva y una de las profesiones más gratificantes. En segundo lugar, el sistema educativo requiere más inversión para mejorar el liderazgo escolar y así sostener el aprendizaje. Esto no se puede hacer solos, se requiere conectar con las familias y también a ampliarse a otros sectores del entorno y conectarse con ellos. El cambio alrededor del establecimiento escolar es clave”.
En algunos países, las familias dejaron de mandar a los niños al colegio. Algunos niños tampoco quieren ir porque dicen que está todo en internet… ¿cómo podemos cautivar a las nuevas generaciones?
“La pandemia aceleró el uso de las tecnologías y probablemente en dos años se avanzó lo que antes tardaba 15 o 20 años en términos del uso de las tecnologías. Para el ámbito de la educación, el uso de las tecnologías es muy importante y se vio que en algunos casos no todos podían acceder a ella. La tecnología es muy valiosa, pero la enseñanza y el aprendizaje son procesos presenciales. Uno puede aprender de manera virtual a través de la pantalla, pero desde mi experiencia trabajar con Zoom u otras plataformas a la larga afecta en la salud mental. Internet entrega soluciones desde el punto de vista técnico y se puede aprender desde la técnica, pero no ofrece el mismo grado de interacción social como ocurre con el contacto cara a cara, donde se perciben emociones y otra riqueza que surge desde la interacción social”.
“A lo largo de la historia se ha visto que grandes obras se realizan en grupos, en contacto con otras personas, cuando colaboramos unos con otros. La conexión social entre las personas es muy importante. La pandemia ha impactado en el contacto social y sentarse en casa, buscando información en Google o interactuando por Zoom entrega un conocimiento parcial”.
“En segundo lugar, la escuela contribuye al sentido de comunidad, de nación, construcción de la sociedad y ayuda a entender el mundo en el que vivimos, los valores que se deben aprender y que son difíciles de comprender si no tenemos contacto presencial con otros”.
“El impacto de las cuarentenas y los encierros nos demostró que no se necesitaban grandes distancias para reunirse, las personas se dieron cuenta que esto también era una oportunidad, pero se perdió el contacto cara a cara, lo que ha afectado a las escuelas y a la educación formal en la entrega de valores. Las comunidades y la construcción de relaciones no se edifican en el individualismo de la educación online”.
Más información del congreso en el siguiente link: https://www.icsei.net/