- Según cifras del Centro de Información de Recursos Naturales (CIREN). La erosión en Chile genera en gran medida la degradación de los suelos, trayendo como consecuencia la reducción de la productividad de estos.
- “Las lluvias de los últimos días ofrecen una ilusión: que el problema se está revirtiendo. Pero el agua que cayó no es suficiente para compensar los 14 años de megasequía que han afectado a la zona central del país”, dice Silvana Espinosa, vocera de Greenpeace.
Junio de 2024. Cada año, desde 1994, el 17 de junio se conmemora el “Día Mundial Contra la Desertificación y la Sequía”, fecha instaurada por la Asamblea de Naciones Unidas con el objeto de generar conciencia sobre este problema ambiental, que según cifras del mismo organismo, se vuelve cada vez más alarmante. En febrero de este año, su Secretario General, Ibrahim Thiaw, declaró que “hasta el 40% de las tierras del mundo están degradadas, lo que afecta a más de la mitad de la humanidad”.
En Chile el panorama no es más alentador. La prolongada mega sequía ha agudizado el estado de la erosión identificada en nuestro país el año 2010 por el Centro de Información de Recursos Naturales (CIREN). Según su estudio, cerca del 50% de la superficie nacional posee algún grado de erosión. Particularmente en la Región Metropolitana, los sectores con mayor desertificación están en la cordillera de la costa y la precordillera andina, debido a procesos de deforestación, cambios en los usos del suelo y sobre explotación de recursos.
Silvana Espinosa, vocera de Greenpeace Chile, advierte que el agua caída en estas últimas lluvias “no compensa los más de 14 años de mega sequía que han afectado a la zona central de nuestro país”. Reportes de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC), en la Estación Quinta Normal, llevan registrando déficit de lluvias en los últimos cinco años, alcanzando un 74% durante el año 2019. “A la fecha, el déficit asciende al 49%. El año pasado tuvimos una excepción, en el que se registraron precipitaciones cercanas al promedio histórico (313 mm, 1961-1990), y para este año hay que esperar los registros hasta agosto para evaluar el comportamiento de las lluvias”, comenta el Dr. Alexis Caro, hidrólogo e investigador de la Universidad de la Frontera (UFRO).
“Las lluvias de los últimos días ofrecen una ilusión: que el problema se está revirtiendo. Pero el agua que cayó no es suficiente y los efectos ya los estamos advirtiendo. Un ejemplo: en lo que va del año, el gobierno emitió Decretos de Escasez Hídrica que afectan a 49 comunas del país, repercutiendo en más 1.600.000 personas”, afirma Espinosa.
La profesional de Greenpeace agrega otro dato sobre las consecuencias de la falta de agua, esta vez, sobre la naturaleza: “en nuestra zona central tenemos el bosque esclerófilo, cuya presencia es posible por la existencia del clima mediterráneo (que solo existe en 5 lugares del mundo), y su principal característica es estar siempre verde sin perder sus hojas. Sin embargo, en el último tiempo, presenta una inusual coloración café, fenómeno que se conoce como browning, debido a la prolongada sequía”.
Algunas razones que explican las actuales condiciones de desertificación y sequía en nuestro país, son la extracción intensiva de los recursos naturales, que ha derivado en un desequilibrio en las condiciones ecosistémicas para el desarrollo de la vida humana y otras especies, dicen desde la organización ambientalista. “Actividades mineras a gran escala, como el proyecto Los Bronces Integrado, contribuyen significativamente a empeorar la desertificación mediante la erosión del suelo, su extracción y contaminación por depositación de polvo, así como a agudizar las consecuencias de la sequía, a través de la explotación insostenible de fuentes de agua superficiales y subterráneas”, afirma Espinosa.
Por esta razón, desde Greenpeace están llevando adelante una campaña para detener la expansión de este proyecto minero, a través de su campaña “Subamos la voz, bajemos los Bronces”, que lleva más de 61.000 firmas recolectadas en su sitio: bajemoslosbronces.cl