- Más de 850 lechugas hidropónicas, un equivalente a cerca de 40 kilos, fueron cultivadas en pleno desierto, en la comuna de Chañaral, gracias a un proyecto interdisciplinario liderado por el Centro UC Desierto de Atacama y la Facultad de Agronomía y Sistemas Naturales, que busca transferir el conocimiento a las comunidades para aportar a la seguridad hídrica y alimentaria, y al desarrollo de los territorios.
A unos pocos kilómetros al norte de Chañaral se encuentra Falda Verde, en pleno desierto de Atacama, camino al Parque Nacional de Pan de Azúcar. No hay nada. Solo cerros, mar, una tierra pedregosa y una arena blanquizca que en realidad son relaves mineros. Al tomar un camino que asciende unos metros por los cerros costeros, se encuentran unas instalaciones de la Agrupación de Atrapanieblas de Atacama. Primero aparece una pequeña vivienda y más allá, un galpón. Al avanzar, aparece el milagro: ¡un vivero con más de 850 plantas de lechuga!
La historia comenzó el año 2000, cuando un grupo de pescadores comenzó a construir sus primeros atrapanieblas, literalmente en la punta del cerro de Falda Verde, a más de 700 m.s.n.m. En esa época se contactaron con Horacio Larraín, destacado antropólogo e investigador, y Pilar Cereceda, profesora del Instituto de Geografía UC, ambos pioneros en el estudio de la niebla, y trataron de darle una vuelta al destino. Entonces iniciaron una serie de proyectos utilizando el agua de niebla, como el cultivo de aloe vera y hasta de truchas. En 2017 lograron que el Ministerio de Bienes Nacionales les entregara en concesión el terreno de 136 hectáreas donde se encuentran sus instalaciones. Sin embargo, por diversos factores las iniciativas no lograron prosperar como esperaban.
ESPERANZA VERDE
Cultivar lechugas hidropónicas en pleno desierto fue la idea que Francisco Albornoz, profesor de la Facultad de Agronomía y Sistemas Naturales, e investigador del Centro UC Desierto de Atacama, le presentó a la agrupación en Falda Verde, como parte del proyecto Fondecyt Exploración que lidera. “La importancia de este proyecto es que confirma la posibilidad de hacer producción local de hortalizas, para satisfacer la demanda y no depender de la importación desde otras regiones del país o desde otros países”, afirma el profesor Albornoz. “El factor limitante en el desierto obviamente es el agua. Entonces, con esta iniciativa validamos que con agua de niebla se puede hacer un cultivo de forma sustentable y masiva; o sea, que no quede en un experimento localizado, sino que a medida que va aumentando la superficie de atrapanieblas, podemos ir aumentando también la productividad y la producción”, agrega.
Los atrapanieblas, que actualmente llegan a doce, captan cada uno, cerca de 100 litros de agua al día, los que son transportados por unos colectores cerro abajo, hasta el vivero. Si bien la construcción ya existía, los fondos del proyecto permitieron habilitar diez mesas de cultivo, que funcionan como piscinas, en las que se instalaron planchas de plumavit donde se insertaron almácigos de lechuga, los que consumen el agua de niebla. A esta se le añade fertilizantes y minerales. El proyecto también permitió instalar unas bombas, alimentadas con energía solar producida por paneles fotovoltaicos, que entregan oxígeno a las piscinas, aireando la zona de las raíces.
PRIMERA COSECHA
El resultado de todo este proceso, tras 21 días desde que se insertaron los almácigos, fue una producción de cerca de 40 kilos de lechugas, totalmente frescas, que serán repartidas gratuitamente en la comunidad de Chañaral.
La primera cosecha de lechugas fue celebrada con una ceremonia en el vivero de Falda Verde, el pasado jueves 4 de julio, la que contó con la presencia de autoridades regionales, locales y universitarias, y la comunidad de Chañaral, quienes pudieron visitar el lugar, hacer preguntas in situ y hasta cosechar su propia lechuga.
Como afirma la decana de la Facultad de Agronomía y Recursos Naturales UC, María Angélica Fellenberg, “para nosotros es algo tremendamente importante y significativo, porque los conocimientos, la información que generamos, sirve para todo nuestro país y también para afuera. Nuestro rol no es solamente generar conocimiento, sino que ojalá este conocimiento llegue a mejorar la calidad de vida de las personas”.
Este es un extracto de un reportaje más amplio que puedes profundizar en el siguiente enlace.