- Habilitado en 1902, el edificio ha albergado en sus aulas a decenas de premios nacionales, como Nicanor Parra, y políticos de relevancia, como Patricio Aylwin. Además de sus valores históricos y arquitectónicos, el INBA tiene un componente de memoria: por algunos días en 1973, fue utilizado como centro de detención y tortura.
En pleno centro de Santiago, en calle Santo Domingo, se emplaza desde hace más de cien años el Internado Nacional Barros Arana (INBA), institución que nació bajo la iniciativa del presidente José Manuel Balmaceda como una sección del Instituto Nacional, con la finalidad de absorber el aumento de matrículas de alumnos provenientes de regiones. Debido a la guerra civil de 1891, la construcción debió interrumpirse y solo en 1902 comenzó a funcionar como el primer internado estatal de Chile.
Hoy, en sesión plenaria, el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) acordó aprobar la solicitud de declaratoria como Monumento Nacional, en categoría de Monumento Histórico, del emblemático INBA. Esto, por los valores del establecimiento y los atributos arquitectónicos del inmueble, y tomando en consideración que, desde su gestación, el internado se constituyó como centro de la actividad cultural y artística del país, desde cuyas aulas han salido personas ilustres, como presidentes de la república (Patricio Aylwin), premios nacionales (Nicanor Parra, Carlos Pedraza, José Maza, Mario Recordón, entre muchos otros), políticos de las más variadas tendencias, artistas, científicos, deportistas y, en general, profesionales sobresalientes.
“Es un reconocimiento que hacemos desde el Consejo de Monumentos Nacionales a una institución tan emblemática como el INBA, con una comunidad activa y orgullosa de su patrimonio y con un fuerte sentido de pertenencia. Nos alegra que haya coincidencia en la relevancia de resguardar y proteger este inmueble, que además ya alberga a otro Monumento Nacional, que son los Bienes Muebles del Internado Nacional Barros Arana, que incluyen libros, óleos, muebles y documentos, que dan cuenta de la historia educacional del país”, dijo la subsecretaria del Patrimonio Cultural y presidenta del CMN, Carolina Pérez Dattari.
A la sesión asistieron la rectora del establecimiento, María Alejandra Benavides, el director de Educación de la Municipalidad de Santiago, Rodrigo Roco, la concejala Rosario Carvajal –una de las solicitantes de la declaratoria- y representantes de profesores, asistentes de educación, Centro de Padres y Centro de Estudiantes del INBA, quienes aplaudieron emocionados la decisión del CMN.
“Estamos agradecidos de que nos hayan escuchado, que toda la comunidad haya sido escuchada. Para mí es un honor liderar este establecimiento histórico y ahora este proceso de declaratoria como Monumento me entrega una tremenda responsabilidad de seguir levantando la educación pública al más alto nivel”, dijo la rectora.
Harold Alarcón, del Centro de ex Alumnos y solicitante de la declaratoria, destacó que “me parece perfecto que el INBA sea reconocido en su totalidad pues permite defender la infraestructura completa, porque todo el terreno es el relato de la educación pública en Chile”.
El edificio fue diseñado originalmente por el arquitecto francés Víctor Henry de Villeneuve, funcionario del Ministerio de Industria y Obras Públicas, y fue proyectado bajo una disposición arquitectónica de espacios secuenciales, un “palacio educacional”, con dos ejes centrales. El inmueble se caracteriza por galerías y corredores perimetrales en torno a patios, y donde destaca su hall central de doble altura, con tragaluz superior, escaleras laterales de mármol, pilares decorados y una escultura de Diego Barros Arana, realizada por Virginio Arias.
Es un inmueble ecléctico con impronta neoclásica de albañilería reforzada, con volúmenes de mayor jerarquía estucados. Tiene ornamentos Art Decó presentes en detalles y líneas geométricas en distintos espacios del edificio, una fachada simétrica con planos retranqueados, pórtico de acceso y vanos en arco de medio punto y rebajado.
En su segundo periodo constructivo (1929), tuvo participación la empresa norteamericana “The Foundation Company” y la incorporación de avances tecnológicos, con el uso del hormigón armado en la construcción y nuevas prácticas arquitectónicas.
El bien no solo tiene valores sociales, históricos y arquitectónicos. También, un componente de memoria. Durante la dictadura cívico-militar, entre septiembre y octubre de 1973, fue utilizado temporalmente como centro de detención y tortura por militares del Regimiento No 3 “Yungay” de San Felipe. El Informe Rettig menciona al INBA en relación a siete personas que fueron asesinadas y que habrían pasado por el recinto. Destaca el caso del sacerdote español Joan Alsina, detenido en los subterráneos del Hospital San Juan de Dios el día 19 de septiembre y conducido al INBA, y luego al puente Bulnes, donde fue asesinado. En total, 16 ex estudiantes del INBA figuran como ejecutados políticos y/o detenidos desaparecidos.