Este jueves 20 de julio se cumplen 54 años desde la llegada del hombre a la Luna. Fue un domingo de 1969 cuando, después de cuatro días de viaje por el espacio, la misión del Apolo 11 aterrizó en el satélite, marcando un hito en la historia de la humanidad.
Poco más de medio siglo después aún existen iniciativas para volver, pero los riesgos son muchos. A estos se refiere el Dr. Danilo González Díaz, investigador postdoctoral del Instituto de Astronomía de la Universidad Católica del Norte (IAUCN).
“Desde que las misiones Apolo, que llevaron a la humanidad por primera vez a la Luna, cesaron su operación en 1972, los viajes tripulados a nuestro satélite natural perdieron interés, debido a los altos costos de operación”, parte explicando.
“Sin embargo -agrega- desde hace unos años el interés se ha renovado con la idea de usar la Luna como estación de paso para viajes más profundos al Sistema Solar, como las misiones tripuladas a Marte. Entre ellas destaca la misión Artemis, la cual plantea llevar a la primera mujer a nuestro rocoso satélite en 2028”.
RIESGOS
El auge de la inteligencia artificial (IA) y los viajes tripulados al espacio a cargo de empresas privadas como SpaceX, dan un atisbo de cómo se avanza cada vez más en este aspecto, no obstante, existen varios factores de peligros latentes. “Un viaje a la Luna plantea riesgos enormes, ya que se encuentra a 380 mil kilómetros de distancia, lo que es equivalente a darle casi 9 veces la vuelta a la Tierra, pero en uno de los ambientes más peligrosos que es el espacio vacío. Con la tecnología actual los astronautas tardarán cerca de 4 días en llegar. Deben ser autosuficientes y estar capacitados para resolver todos los problemas que ocurran en el viaje, ya que no habrá vehículos de soporte. Cualquier falla técnica, una tormenta solar o incluso un escombro viajando a gran velocidad en el espacio pueden ser suficientes para poner en riesgo a la tripulación y a la misión”, cuenta Danilo González.
En este sentido, cabe recordar el caso del Apolo XIII, cuyos tripulantes sufrieron una falla en el sistema de aire y fue toda una hazaña humana y técnica regresarlos vivos a la Tierra.
INTERÉS
No son pocas las potencias mundiales interesadas en poder llegar con misiones a la Luna. Más allá de carrera espacial de antaño entre Estados Unidos y la entonces Unión Soviética, ahora China asoma como un considerable competidor.
Al respecto, González Díaz cuenta que “inicialmente, la carrera espacial entres los países se trató, entre otras cosas, de un tema por posicionarse como la potencia económica y política durante la Guerra Fría. Sin embargo, los objetivos científicos siempre han sido claros, estando orientados a estudiar la composición, formación y origen de nuestro satélite natural. El desarrollo de nuevas tecnologías de la ingeniería espacial ha impactado nuestra vida cotidiana y ha generado patentes que luego son explotadas comercialmente. Por ejemplo, se han desarrollado productos como las celdas solares, cerámicas que aíslan eficientemente el calor, el teflón que usamos en nuestros hogares, los censores de las cámaras fotográficas y celulares, entre otros”.
Agrega que “recientemente se ha planteado la posibilidad de usar la Luna como fuente de recursos naturales, tanto mineros como volátiles. Un ejemplo es el Helio3, un tipo de gas que es bastante más escaso en la Tierra y que puede ser usado como fuente de energía. Asimismo, la Luna puede servir como una estación de paso para lanzamiento de naves espaciales aprovechando la baja gravedad de este cuerpo celeste”.
Finalmente, el investigador UCN precisa que “el área de Geología de nuestra Universidad cuenta con una colección amplia de meteoritos encontrados en territorio nacional que nos habla del pasado del Sistema Solar y quizás guarden relación con nuestro satélite natural”.