Cada año, cuando se acerca el mes de septiembre, los chilenos comienzan a planificar qué harán y qué comerán en Fiestas Patrias. El típico asado, es el protagonista, y conseguir los mejores precios hace que las familias compren carne con anticipación y la dejen congelada.
Pero una de las preguntas recurrentes es, ¿Si se compra con tanta anticipación, y congelamos la carne, se corre el riesgo de que se pueda descomponer? Para aclarar esta y otras dudas, la académica de la Universidad de La Serena, Karina Stucken, explicó que “la refrigeración y mantenimiento de carnes es crucial, sin ella se corre riesgo de intoxicación. Debemos detener el crecimiento de microorganismos y mantener la calidad de la carne que estamos guardando, y para esto, debemos ser cuidadosos y llevar a cabo procedimientos que no son tan difíciles de realizar”.
Uno de los ejemplos claros de esto, indicó, “es no cortar la cadena de frío desde el lugar que se compra hacia nuestras casas, de inmediato congelar o refrigerar cuando la usamos de un día a otro, para prevenir el deterioro microbiológico”.
Con respecto al descongelamiento de la carne, detalló que “es necesario hacer este proceso siempre dentro del refrigerador, es decir, si la carne está congelada provocar su descongelamiento en el área de refrigeración, sin sacarla al ambiente natural, ya que de esa forma se evita el crecimiento de bacterias”.
Asimismo, comentó que “la carne congelada dura entre cuatro y 12 meses porque hay microorganismos que se reproducen igual durante el congelamiento, sobre todo algunos patógenos”.
¿Qué pasa si compro una carne que está por vencer y la congelo? “Se retarda su descomposición y si tú compras una carne al vacío que tiene todavía una vida útil de, por ejemplo, tres meses va a durar más en congelamiento que una carne que está a punto de vencer o que está ya en la fecha de vencimiento”.
Finalmente, la académica, quien es ingeniera en Biotecnología Molecular y doctora en Ciencias Naturales, reforzó la idea de que la seguridad alimentaria es fundamental, como también, “la buena higiene de los recipientes de almacenamiento, tomando en consideración que las manos, utensilios y superficies de trabajo siempre deben estar lavadas previamente”.
Es importante mencionar que si al momento de descongelar la carne, cualquiera sea su tipo, presenta cambios en la textura, color, olor, es mejor no consumirla, por mucho que haya estado en conservación y refrigeración, debido a la proliferación de bacterias que podrían generar enfermedades arraigadas al alimento, y no olvidar, además, que la congelación no mata todos los microorganismos, por lo que es importante cocinarla y consumirla, sin volver a guardar.