- En el marco del proyecto de Fondo de Investigación Estratégica en Sequía – ANID, el CITRA de la UTalca junto a investigadores nacionales e internacionales buscan generar alternativas tecnológicas que permitan combatir los efectos del cambio climático.
Menor disponibilidad de agua y nuevas zonas áridas, son algunas de las consecuencias del cambio climático y la sequía que siguen su avance e impactan cada vez más a la agricultura chilena.
Por tal sentido, la Universidad de Talca a través de su Centro de Investigación y Transferencia en Riego y Agroclimatología (CITRA), junto con investigadores de las universidades de Chile, Católica del Maule y Nebraska Lincoln (Estados Unidos) se encuentran desarrollando una plataforma para que los agricultores puedan gestionar de manera eficiente los recursos hídricos de sus campos.
El proyecto busca utilizar conjuntos de datos existentes para calibrar los modelos de mapeo de evapotranspiración (ETa), de alta resolución con calibración internalizada (METRIC), y penman-monteith, basado en teledetección (RSPM), en viñedos y huertos (manzanos, olivos avellanos), para desarrollar una plataforma inteligente de apoyo a la toma de decisiones mediante el uso de la agricultura digital e inteligencia artificial (IA).
El director del CITRA, Samuel Ortega Farías, señaló que, “esta plataforma permitirá que los productores del campo pueden optimizar sus cultivos y cosechas, así como proporcionar información meteorológica y pronósticos. Es una ayuda y un aporte para enfrentar el cambio climático”.
El académico también destacó el aporte que tiene esta iniciativa en la formación. “Este desarrollo y avance ratifica la educación que estamos entregando a estudiantes, quienes tienen oportunidades de desarrollo profesional”.
Por su parte, Sigfredo Fuentes, egresado de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Talca e investigador de la Universidad de Melbourne, Australia y colaborador del CITRA, añadió que este proyecto se basa en la agricultura digital.
“Se proponen nuevas herramientas para hacer uso de los datos que se adquieren con agricultura de precisión, que permiten hacer modelos para que los agricultores no sean reactivos a sus decisiones, sino más bien proactivos. Por ejemplo, prever tres meses antes cómo será la calidad de la cosecha”, planteó.