Cuando hablamos de cifras, el ataque cerebrovascular (ACV) impacta: de acuerdo con estadísticas del Instituto de Métricas y Evaluación en Salud (IHME) sobre la carga global de enfermedad, se trata de la segunda causa de muerte y la primera de discapacidad en adultos. Y en Chile, según los estudios del Ministerio de Salud (Minsal), afecta a cerca de 35 mil personas al año, lo que equivale a un caso cada 15 minutos. El 12 de septiembre de 2023 se publicó la Ley del Ministerio de Salud en el Diario Oficial, que declara el día 29 de octubre como el día Nacional de la prevención del Ataque Cerebrovascular. Esta ley tiene como objetivo prevenir con mayor énfasis los factores de riesgo de un ataque cerebrovascular y fortalecer políticas públicas sobre la materia.
La iniciativa de prevención Actúa con Velocidad, del Laboratorio Boehringer Ingelheim, elaboró no solo un catastro de todos los recintos asistenciales privados y públicos que están equipados para tratar esta dolencia, sino que también registraron cifras de incidencia regional.
En esa línea, la Región del Maule aparece con 624 personas afectadas al año por esta patología, ubicándola en el quinto lugar con la mayor cantidad de casos en Chile.
Si bien es alto el porcentaje de sobrevida, todo depende de la detección temprana de los síntomas y de la rapidez con la que se llegue a un recinto que pueda asistir al paciente. “Los casos que sobreviven con secuelas se pueden rehabilitar y recuperar para una adecuada reinserción en la sociedad. Existen mayores posibilidades si se actúa rápido y se acude a un centro especializado”, sostiene el doctor Víctor Hugo Navia, neurólogo de Clínica Alemana de Santiago y presidente de la Asociación Chilena de Enfermedades Vasculares Encefálicas (ACEVE).
El ACV es una enfermedad tiempo-dependiente, que requiere de una atención inmediata y coordinada entre el sistema prehospitalario, de urgencia, el sistema hospitalario y todos los eslabones intermedios de esa cadena, por lo que todas las partes involucradas deben trabajar en forma articulada para que el paciente reciba el tratamiento adecuado en forma oportuna.
“Más del 50% de las personas que presentan la sintomatología consulta antes de las tres horas, lo que es muy bueno. Lo más relevante es que podamos llegar a todas las personas con la información: los ACV se pueden prevenir y tratar cuando se producen, si reconocemos los síntomas a tiempo y actuamos con velocidad”, agrega Navia.
De esta forma, es clave que la atención se realice en un centro de salud preparado para atender pacientes con ACV. Desde el inicio de los síntomas, el paciente cuenta con 4,5 horas para recibir un tratamiento que le permita superar el episodio y evitar las secuelas-muchas veces permanentes- o incluso la muerte. Ante una duda sobre dónde acudir, el paciente siempre puede recurrir al número de emergencia 131.
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Sobre la patología
El ACV es una afección que se presenta de manera súbita y que provoca la pérdida de una función neurológica. La mayoría de estos se manifiestan con tres signos fácilmente identificables: asimetría en la cara (conocida como “cara chueca”), dificultad para hablar (lenguaje ininteligible) y debilidad en un lado del cuerpo (caída de un brazo al intentar levantar la mano).
La presencia de uno solo de estos signos de aparición repentina puede indicar una alta probabilidad de estar sufriendo un ACV. En tal caso, es crucial que el paciente sea evaluado de inmediato en un centro de salud preparado, donde debe hacerse el diagnóstico y el tratamiento lo más rápidamente posible.