El mensaje fue firmado por el Arzobispo de la Serena, René Rebolledo Salinas, Presidente de la CECh; el Arzobispo de Antofagasta, Ignacio Ducasse Medina, Vicepresidente; el Arzobispo de Santiago, Fernando Chomali Garib; el Obispo de San Bernardo, Juan Ignacio González Errázuriz; y el Arzobispo de Concepción, Sergio Pérez de Arce Arriagada, secretario general.
Un llamado a la responsabilidad cívica
Los pastores subrayan que sufragar es una obligación de los que tienen derecho a voto, llamando a “a hacerlo con responsabilidad, teniendo en cuenta que, del buen ejercicio de las responsabilidades de las autoridades elegidas, se siguen muchas consecuencias para todos los ciudadanos”.
El necesario discernimiento a la hora de elegir
Los representantes del Episcopado recuerdan que “respetando las opciones legítimas de cada uno, al momento de decidir”, es necesario “discernir sobre algunos elementos” especialmente importantes para el momento social, político y económico que vive el país: “Chile necesita autoridades conscientes de que los cargos de elección popular son para servir a todos, sin distinción. Elegir las personas adecuadas es una garantía de la justicia y probidad, para excluir comportamientos reñidos con la honestidad, que tanta preocupación han provocado últimamente en la inmensa mayoría del país”.
Convicciones éticas de los candidatos
El documento resalta que es importante valorar las “convicciones éticas” de los candidatos en temas como: justicia social, la dignidad de la persona humana, los derechos laborales, la misión de los padres en la educación de los hijos, la seguridad pública, la exclusión de la violencia, entre otros. Agregan que esos ámbitos juegan un papel importante al decidir “ya que muchos de los recursos públicos que se deben aplicar a esas políticas, se realizan a través de los gobiernos regionales y municipios”.
Virtudes y honestidad de los servidores públicos
La Conferencia Episcopal enfatiza que un ejercicio democrático verdadero, requiere que “quienes sean elegidos en las diversas instancias públicas, destaquen por sus virtudes y su ejemplo de honestidad como ciudadanos”. Esto sería necesario para que sean capaces de guiar la sociedad y hacer prevalecer la justicia y la amistad cívica, “en particular en relación con las personas más carenciadas y olvidadas”. Agregan, que un criterio esencial de la enseñanza de la Iglesia es que “la autoridad debe dejarse guiar por la ley moral”.
Finalmente, los obispos ponen este momento en manos de la Virgen del Carmen, Reina y Madre de Chile, haciendo un llamado a cumplir con las obligaciones cívicas con libertad y responsabilidad, siempre buscando el bien del país.