La adaptación y el trabajo en equipo permitieron, de forma paulatina, retomar la operación y reiniciar la incorporación de áreas de explotación, que ya llegan a los 3 mil metros cuadrados.
El 24 de julio de 2023 quedó grabado a fuego para muchos trabajadores de División El Teniente. Especialmente para aquellos que estaban dentro de la mina. Ese día, de madrugada, se produjo el evento sísmico más grande en la historia de la minera de la región de O’Higgins.
“Se vio afectado el sector Pilar Norte, la Unidad Sub-6 y Teniente 7. Fueron más de 2 mil metros lineales de galería que cayeron, lo que detuvo por completo las áreas explotables de Recursos Norte y Reservas Norte y nos dejó solo Dacita en operación”, explica Nolberto Vega, jefe de Unidad Sub-6 de Codelco División El Teniente.
La producción, que previo al evento sísmico rondaba las 50 mil toneladas diarias, se redujo de golpe. “Bajamos a la mitad, en torno a 24 mil toneladas por día”, asegura Vega.
Había que actuar rápido. Retomar la operación fue el objetivo final por el que equipos de distintas unidades trabajaron unidos y con la seguridad como disciplina permanente. De forma paulatina se retomó la operación y un año y dos días después, se logró reactivar el frente de crecimiento.
“Reiniciamos el crecimiento el 26 de julio de 2024, con la tronadura en la Zanja 41, calle 22-23, a las 04:03 exactamente”, recuerda Vega con orgullo.
Adaptación y trabajo en equipo
Levantamientos de daños, definición de roles, responsabilidades y la zonificación fueron la antesala de las reparaciones.
“Intentamos entender qué nos había ocurrido y las consecuencias que esto tuvo no solo para aquellas áreas, sino para la mina completa”, detalla Víctor Coros, ingeniero de Planificación de la Gerencia de Recursos Mineros y Desarrollo. “Todo esto para activar de la manera más rápida posible la producción y los impactos que tuvo para la incorporación de área, a través de una estrategia de reparación y estableciendo prioridades, que fue uno de los puntos más complejos”.
Desafiar los límites, adaptarse y capturar aprendizajes fue clave para las etapas que vinieron.
“Esto nos obligó a modificar la estrategia. Con el equipo estábamos incorporando áreas, trabajando en perforación y tronadura, pero tuvimos que transformarnos y meternos en las reparaciones”, explica Francisco Llanca, jefe de Turno de Perforación y Tronadura del Sub-6. “Fue un desafío para todos, enseñar y aprender cómo es el trabajo de reparación, estar atentos porque son otros los riesgos”.
Patricio Flores, jefe de Unidad de Preacondicionamiento y Reparaciones de la Superintendencia de Servicios a la Minería, lideró parte de estas tareas. “El mayor desafío fue ser capaces de reinventarnos para lograr este objetivo final. Hubo trabajos que nos obligaron a mirar las cosas de forma distinta, a pensar diferente para resolver. Y por otro lado, siempre con la seguridad por delante. No tuvimos ningún trabajador accidentado y, hasta ahora, logramos más del 80% de las reparaciones”, asegura.
Respecto de la incorporación de reservas frescas para explotación, hoy la mirada está en adicionar 10.500 metros cuadrados, de los que ya han avanzado en prácticamente un tercio.
“Llevamos del orden de 3 mil metros cuadrados, entre julio y agosto, vamos en línea con el cumplimiento de nuestro programa”, comenta Diego Garcés, jefe de Crecimiento de la Mina Norte. Hasta el momento, esta incorporación de área ha generado un aumento productivo de 7 mil toneladas diarias.
Coordinación y seguridad
Algo en lo que todos coinciden, es que la unión fue fundamental para lograr con éxito los trabajos de reparaciones y retomar el crecimiento de la mina.
“Con esto se hizo patente uno de los pilares de nuestro Sello de Liderazgo, que es el objetivo común. Fue una instancia donde estuvo muy marcado y consolidó el trabajo en equipo entre las diferentes áreas”, asevera Nolberto Vega.
Patricio Flores coincide: “Para mí, eso fue clave. Eso también nos permitió reforzar la seguridad y agradezco a todos quienes participaron de esto. Con esto demostramos que somos capaces de reinventarnos, adquirir conocimientos, aunar visiones y salir adelante”.
Diego Garcés complementa el punto. “La seguridad, planificación y el involucramiento de todos fue muy importante, que existiera esa coordinación. Eso también lo incorporamos como aprendizaje para actuar ante futuras emergencias”, dice.