En las más recientes elecciones legislativas francesas, la extrema derecha, liderada por Marine Le Pen, triunfó al obtener el 33% de los votos; mientras que la coalición de partidos de izquierda, Nuevo Frente Popular, consiguió el 28%; y el Partido Renacimiento, del Presidente Emmanuel Macron y su alianza Ensemble, quedó en tercer lugar con el 21% de los votos. A esto se suma, además, la histórica participación de ciudadanos en las elecciones, que alcanzó un 60%
El próximo 7 de julio será la segunda vuelta. En estos comicios, el partido de Le Pen buscará obtener la mayoría del parlamento para así alzar al Primer Ministro que, en este caso, sería Jordan Bardella, opositor al actual Presidente Macron. Con él deberá “cohabitar” el país, una situación que no ocurría desde 1997, cuando el Presidente Jacques Chirac, de centroderecha, “cohabitó” hasta 2002 con Lionel Jospin, del Partido Socialista.
Respecto a estos resultados, Paz Milet, académica del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, explica estas elecciones son “una señal muy importante porque la extrema derecha ha ido creciendo permanentemente en las distintas elecciones, demostrando que se están consolidando como una fuerza política real, que capitaliza el descontento con Macron. Pero también da cuenta de un proceso más global de cuestionamiento al modelo y, sobre todo, a la capacidad del Estado de responder adecuadamente en un escenario de múltiples crisis internacionales y regionales, un Estado que tradicionalmente se había consolidado como uno de los más importantes Estado de bienestar”.
En ese sentido, asegura que “ahora es cuando se consolida la mayor cantidad de alianzas. En primera vuelta se vota por un candidato representativo, tienen que tener 289 escaños para tener la mayoría absoluta. Se había dicho que la extrema derecha no iba a gobernar, sino tener la mayoría absoluta, pero si se acerca bastante a esta no va a poder rechazar. Aquí hay un tema muy importante. Van a entrar a buscar mayores opciones de acceder al poder y lo que está haciendo Macron y la izquierda es llamar a una alianza contra la extrema derecha para frenar su llegar al poder, y la extrema derecha está tratando de negociar con otro tipo de sectores para llegar a la mayoría absoluta”.
Juan Enrique Serrano, profesor de esta misma unidad académica de la U. de Chile, asegura que “los resultados de las elecciones legislativas francesas son históricas. Es un resultado histórico para la extrema derecha europea. Esta fecha va a ser muy importante, mucho más que las elecciones del Parlamento Europeo, por ejemplo. Hay que confirmar la segunda vuelta de las elecciones, pero es probable que el Primer Ministro francés próximo sea el candidato del RN, Reagrupamiento Nacional, el antiguo Frente Nacional, y eso es un hito histórico, porque si bien ha habido otros países europeos que han tenido un Presidente o jefe de gobierno de partidos de extrema derecha son países más pequeños, como Hungría, Polonia, etcétera. En cambio, Francia históricamente en Europa la opinión pública, los académicos, los políticos, siempre la han mirado como un país, desde la Revolución Francesa, cuyos cambios políticos más generales, tendencias grandes a largo plazo, empiezan ahí”.
¿Qué implicará la llegada de la extrema derecha al poder en Francia?
La profesora Paz Milet asegura que «los sectores más perjudicados, fundamentalmente, son los sectores de migrantes, sectores que buscan una inserción en Francia, aunque la primera opción para ser Primer Ministro en el escenario actual la tiene una persona que proviene del mundo de los inmigrantes”.
Serrano añade que “ahora mismo, de hecho, (el partido de Le Pen) es un partido que no condena a Israel, al contrario, y centran todo su discurso en el rechazo al globalismo, a la ideología globalista, a la desintegración europea, aumentar la integración europea sería una de sus líneas rojas y también piden políticas públicas de control de la inmigración. Ese sería el tema ideológico y concreto”. En esta línea, proyecta que, a nivel ideológico, un “rechazo a que Francia se diluya en una comunidad internacional de naciones, con las fronteras abiertas a cualquier país, a que los inmigrantes puedan llegar, pero a nivel económico parece que no va a cambiar mucho, lo que se va a cambiar va a ser a nivel de su pertenencia en la Unión Europea”, agrega Serrano.
El académico indica, además, que en el pasado “ha habido cohabitación en Francia. La cosa es un poco impredecible, pero el Estado francés es bastante sólido en el sentido que la administración pública francesa es muy sólida en todos los niveles: municipal, regional, ministerial, agencias, etcétera. Claramente, la administración va a estar bajo la dirección del Primer Ministro, y ahí puede haber conflictos entre funcionarios y el Poder Ejecutivo. En cambio, Macron tendrá que liderar la política de defensa, la política exterior”.