Las legumbres se definen como semillas comestibles de plantas leguminosas que entre sus variedades es posible encontrar lentejas, garbanzos, porotos, habas y arvejas. Son una fuente clave de proteínas, fibra, vitaminas y minerales. Su papel para la seguridad y soberanía alimentaria, y su contribución a la sostenibilidad en la base alimenticia de comunidades indígenas que desde tiempos ancestrales las han utilizado para diversas preparaciones, es primordial.
Esto ha sido comprobado a través del trabajo realizado en el Territorio Cordillera Pehuenche y el Territorio Altoandino por el proyecto SIPAN, Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Nacional, que busca preservar la agrobiodiversidad, las prácticas tradicionales y ancestrales de comunidades indígenas, además del rescate y conservación de estas variedades, que han sido parte de sus sistemas de vida.
Las Naciones Unidas proclamaron el 10 de febrero como el Día Mundial de las Legumbres con el objetivo de concientizar sobre los beneficios de este alimento, promover su cultivo y su aporte nutricional en el consumo familiar. Otros de los beneficios son los ambientales, por su amplia diversidad genética, lo que permite desarrollar variedades de alto rendimiento y resilientes al clima, especialmente en escenarios de cambio climático, y los económicos, que favorecen tanto a productores como a consumidores, por la rentabilidad de la producción agrícola, la diversificación de ingresos, lo que contribuyen al desarrollo económico sostenible.
En el Territorio Cordillera Pehuenche, constituido por las comunas de Alto Biobío, Lonquimay, Melipeuco y Curarrehue, se han identificado 48 variedades de porotos, 8 de arvejas y 4 de habas, las que han sido rescatadas y conservadas gracias a la dedicación de huerteras o guardadoras de semillas de dichas comunas. Estas semillas se encuentran clasificadas junto a otras especies propias del territorio en el Catálogo de Semillas tradicionales del Pueblo Mapuche.
“A través de diversos estudios realizados, hemos podido comprobar la riqueza nutricional de las distintas variedades de porotos, arvejas y habas presente en los territorios del proyecto SIPAN. También logramos conocer su estado de conservación, donde comprobamos, por ejemplo, que en la Cordillera Pehuenche los porotos (algunas variedades) están en condición de riesgo o son muy escasos, esto quiere decir que es muy difícil verlos en campos de los agricultores y agricultoras y en las mesas de las familias de comunidades indígenas”, señala la Representante de la FAO en Chile Eve Crowley y agrega, “los conocimientos asociados a estas variedades son ancestrales y esperamos no perderlos a futuro, por eso hacemos un llamado de atención a realizar acciones en vías de la recuperación y conservación, de lo contrario estamos frente a la pérdida inminente de algunas de las 48 variedades de esta legumbre”.
En el Territorio Altoandino el escenario es distinto, se han reconocido 4 variedades de habas, las que se dan entre los cerros de las quebradas, en terrazas o eras, que es el sistema de cultivo característico de la precordillera. Estas legumbres se consideran una importante fuente de nutrientes no solo para las personas, sino también para el suelo, ya que mejoran su composición y fertilidad para una próxima siembra.
En su diversidad se pueden encontrar la Haba Piña con un grano de color más blanco y la vaina verde claro, textura suave y harinosa. Para el caso de la Haba Luke y Coyllo su color es verde de textura lisa y más harinosa, en el caso de la Coyllo. En general, todas son producidas principalmente para el autoconsumo, pues su comercialización en mercados locales casi no se ve.
Para Daniela Acuña, Directora Nacional del Proyecto SIPAN y Subdirectora de ODEPA, «Las legumbres son parte importante de la alimentación de todas y todos los chilenos, por su alto valor nutricional, siendo claves en la seguridad alimentaria. Además, son consideradas patrimonio alimentario al ser cultivos tradicionales con una amplia diversidad, que les permite una mayor resiliencia. En este punto debemos destacar el trabajo realizado por SIPAN en el rescate y valorización de variedades de legumbres.»
La iniciativa Red de Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Nacional, SIPAN, es impulsada por el Ministerio de Agricultura de Chile junto a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), con el financiamiento del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF), para la conservación de la agrobiodiversidad en Chile, a través del establecimiento de sitios que albergan sistemas resilientes con presencia de conocimientos tradicionales, culturas y paisajes invaluables en los territorios Altoandino y la Cordillera Pehuenche.