· La Escuela de Ingeniería de Construcción y Transporte de la PUCV, junto con el Ministerio de Obras Públicas (MOP) comenzaron los estudios para evaluar riesgos y reparar uno de los paseos más icónicos de Valparaíso: La Avenida Altamirano.
La ruta que une Caleta El Membrillo y la Playa Las Torpederas en la ciudad de Valparaíso, será beneficiada gracias a la aplicación de tecnología de punta, potenciada con Inteligencia Artificial, debido al trabajo realizado por la Escuela de Ingeniería de Construcción y Transporte de la PUCV, y el Ministerio de Obras Públicas (MOP).
El trabajo busca conocer el estado del subsuelo de la Avenida Altamirano, es decir la estructura que está por debajo de la acera o calzada, sin generar ningún tipo de destrozo en la superficie. Lo anterior se consigue a través del uso de tecnología avanzada que, mediante la aplicación de velocidad de ondas en el terreno, permite identificar socavones y la resistencia del lugar.
TECNOLOGÍA PUCV
El académico de la Escuela de Ingeniería de Construcción y Transporte de la PUCV, Álvaro Peña, explicó que el desarrollo de la industria inteligente resuelve problemas complejos gracias al uso de tecnología no invasiva y moderna.
Peña, quien además es director del Doctorado en Industria Inteligente de la misma Casa de Estudios, mencionó que en este proyecto son tres las tecnologías aplicadas de una manera complementaria.
Se trata de la aerofotogrametría de precisión, que consiste en el uso de drones, posicionamiento satelital y antenas GPS para observar de mejor manera en la zona de estudio el comportamiento y evolución de las deformaciones del suelo, además de registrar los elementos que pudiesen afectar el desarrollo del proyecto.
También se utilizan los ensayos no destructivos, que permiten medir en profundidad los riesgos geotécnicos y los problemas de socavación que podrían generar colapsos, afección al entorno o inestabilidades, lo que perjudica directamente a las personas y al medio ambiente.
La tercera tecnología son los ensayos de penetración portátil de energía variable PANDA, que permiten estudiar en profundidad la resistencia del terreno.
“Con estas tecnologías que hemos desarrollado a través de distintas formas de medidas no invasivas, podemos utilizar una nube de datos, la denominada Big Data, y a través de algoritmos podemos hacer pronósticos que nos permitan evaluar los riesgos que tiene la infraestructura, las obras que posteriormente se podrían ejecutar y, en ese sentido, poder mantener a control los posibles riesgos futuros”, afirmó Peña.
La Avenida Altamirano no es la primera calle en ser mejorada con esta tecnología, ya que la Escuela de Ingeniería de Construcción y Transporte de la PUCV la utilizó anteriormente en la Avenida Santos Ossa de la misma ciudad. Este trabajo colectivo de la Católica de Valparaíso y el MOP resulta oportuno, por la llegada de la temporada de lluvias, siendo éstas las principales causantes de socavones.