En plena discusión por una reforma de pensiones, la Facultad de Economía y Gobierno de la USS, a través de su Centro de Políticas Públicas, dio a conocer el estudio Impacto de la PGU en las pensiones actuales y desafíos para el debate previsional. El análisis expone, por primera vez, un diagnóstico de la situación actual de las pensiones desde la entrada en vigor de la Pensión Garantizada Universal (PGU).
Para el estudio se consideró como unidad de medición la tasa de reemplazo, es decir, cuánto sustituye la pensión a los ingresos laborales. Para esto se basó en los nuevos datos administrativos de la Superintendencia de Pensiones, de pensionados a junio de 2022 y datos de la PGU o APS a octubre de 2022.
“Este es el primer estudio que utiliza datos efectivos de pensionados, tanto por retiro programado como por renta vitalicia. Dado que los beneficios del pilar solidario se otorgan a partir de los 65 años, se incluyó solo a este grupo dentro del análisis. De esta forma, la base de datos consolidada cuenta con un total de 974.351 observaciones,” señaló Nicolás Rojas, uno de los autores del estudio.
Beneficiarios de la PGU aumentaron en más de tres veces su pensión
Antes de agregar los beneficios de la PGU, la tasa de reemplazo mediana de los pensionados mayores de 65 años era de 24% respecto de la última remuneración imponible. Al incorporar el aporte de la PGU, se incrementó a un 76%. En el caso de las mujeres la mejora pasa de un 16% sin PGU a un 79% con este beneficio.
De 964.235 pensionados considerados en el estudio, 729.631 mejoraron su pensión gracias a la PGU, lo que equivale a un 75%. De estos, el 53,2% son mujeres y el 46,8% hombres. Destaca de esta mejora que casi 2 de cada 3 aumentaron sus pensiones por sobre el 80%.
Al tomar en cuenta el monto de la pensión de los beneficiarios de la PGU este aumentó en más de tres veces. Pasó de una pensión mediana de $82.055 a $267.370. En el caso de las mujeres, la PGU implicó una mejora de más de 6 veces la pensión autofinanciada, llegando a $231.343. Los hombres aumentaron su pensión en más del doble, alcanzando un monto mediano de $317.993.
Preocupante brecha para las mujeres y la clase media
Entre quienes cotizaron más de 25 años, las mujeres obtienen una tasa de reemplazo mediana mucho más baja. Si bien la PGU logró cerrar la brecha de género que existía en los tramos de menores años cotizados, conforme más años cotizados; aún existe una brecha a favor de los hombres. Esto se expresa con claridad, por ejemplo, en el tramo de quienes cotizaron entre 31 y 35 años. Para los hombres la mediana de la tasa de reemplazo es del 74% respecto a su última remuneración imponible. En el caso de las mujeres, esta tasa de reemplazo es de 47%.
Si se observan las tasas de reemplazo según tramos de remuneración imponible, existen diferencias considerables. Tanto hombres y mujeres con ingresos menores de $410.277 obtienen tasas de reemplazo por sobre el 100% cuando se incorpora la PGU (120% los hombres y 115% las mujeres al
comparar con la última remuneración imponible). Sin embargo, para los tramos de renta media entre
$747.762 y $1.227.521, las tasas de reemplazo son considerablemente menores: 45% para los hombres y 38% para las mujeres.
“El estudio visibiliza realidades que representan importantes desafíos y materias pendientes. Estos pueden ser considerados en el debate previsional en el Congreso, en la academia, en la sociedad civil y en la opinión pública. Si se decide avanzar en mejorar a los actuales pensionados los esfuerzos debiesen estar enfocados en estos dos grupos prioritarios: la clase media y las mujeres, en especial aquellas con mayor número de cotizaciones previsionales”, comenta Karol Fernández, investigadora del Centro de Políticas Públicas de la USS.
Por su parte, Alejandro Weber, decano de la Facultad de Economía y Gobierno de la USS, agrega que “este inédito estudio confirma que los resultados de nuestro sistema previsional son un reflejo de nuestro mercado laboral. Si los salarios son bajos y las personas pasan una parte importante de su vida laboral fuera del mercado formal, es muy difícil subir las pensiones. Cualquier reforma de pensiones debe ir acompañada de una agenda pro-crecimiento y pro-empleo que propicie la formalización del empleo. Debe tener estrategias y metas claras para reducir las lagunas previsionales y aumentar la densidad de las cotizaciones”.