Dra. Sandra Castro Berna, académica de la Escuela de Pedagogía en Educación Parvularia de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Católica del Maule.
En los meses de verano es importante brindarles mucha atención a los niños pequeños, ya que se ven más desorganizados y sin sus grupos sociales escolares. Procurar tiempo y dedicación para bajar los niveles de energía y atender el ocio. Y son una buena oportunidad para jugar en familia; las condiciones climáticas permiten diversas actividades fuera y dentro de casa, durante el día.
El juego será siempre el protagonista principal de la niñez, independiente de su condición social, económica, raza, religión u otras características de los seres humanos, en el caso de los niños(as) jugaran con lo que tengan a mano, ya que el juego es una necesidad inherente a cada uno, se genera de forma espontánea y natural, y parte importante de su desarrollo integral. Reporta gran satisfacción, diversión, descarga de emociones y ofrece innumerables oportunidades de aprendizajes estando solos, en compañía de la familia y otros, y con el mundo que los rodea.
Además, suma movimiento, fundamental para lograr aprendizajes, equilibrando mente y cuerpo (ejercitar movilidad, aprender a coordinar, creados y construidos por la mente)
Por las mañanas: Compartir quehaceres del hogar con un poco de organización y sana competencia (con la oportunidad de elegir o dirigir un juego para la noche). Crear y armar rompecabezas con láminas, fotos de calendarios o revistas. Colaborar en la cocina proponiendo un sabor de jugo, pelar frutas y picar verduras, crear nuevas recetas o preparar un postre (actividades que no revistan peligro). Los más chiquitos facilitar elementos para chupar o morder (les permite desarrollar coordinación en la boca, mandíbula, mejillas, lengua y labios)
Por las tardes: Hacer manualidades utilizando material para reutilizar como elementos para transformar, romper, cortar, tirar, meter, agregar; incorporar mobiliario (mesa, sillas, sillón). Jugar al circo adaptando cajas, sábanas, manteles, envases y botellas reciclados, peluches, etc. Para juegos y actividades de motricidad gruesa usar pelotas de diferentes tamaños y materialidad, palitroques de botellas, cuerdas, tarros, herramientas de jardinería. Hacer obras de arte con elementos naturales palitos, piedras, hojas, ramas, semillas, frutos, conchas, plumas y legumbres. O jugar con agua (regulando su uso)
Aprovechar las salidas, elegir lugares amplios y seguros como parques, plazoletas, juntas vecinales, camping, zonas al aire libre y naturales para explorar, manipular, correr, saltar, rodar, trepar, reír o gritar libremente, gatear.
Por las noches: Al bajar el sol y la temperatura, acostumbre salir a caminar o montar bicicleta, jugar a la pelota. Programar juegos de mesa o replicar juegos como el pillo, las escondidas, la gallinita ciega, países. Escuchar música y bailar. Hacer teatro, mímicas, pictureca. Contar o crear cuentos y chistes antes de dormir.