Como positiva calificaron distintos expertos en inclusión la aprobación de este jueves de la Ley del Trastorno del Espectro Autista, que promueve la inclusión, atención integral y protección de los derechos de las personas con TEA, tanto en el ámbito social, de salud y de educación.
Ricardo Rosas, investigador del Centro de Justicia Educacional UC, afirmó que la aprobación en el Congreso de esta ley “es una muy buena noticia ya que permite visibilizar una condición que ha ido creciendo de manera casi exponencial, me atrevería decir, en los últimos 30 años y que claramente es una condición que no ha sido propiamente reconocida ni visibilizada ni a nivel escolar ni a nivel de inclusión social ni laboral”.
El también director del Centro de Desarrollo de Tecnologías de Inclusión (Cedeti) UC advirtió eso sí ciertos aspectos que deben ser considerados tras la promulgación de la ley, como incentivar una mayor formación profesional y evitar el sobrediagnóstico.
“Debe haber una preocupación muy importante de hacer formación a nivel de escuela de psicología, fonoaudiología, terapia ocupacional; de cuáles son las herramientas diagnósticas adecuadas consideradas como gold standard en el mundo y se debe formar adecuadamente a esos profesionales para que este diagnóstico sea acertado” y evitar el sobrediagnóstico, explicó Rosas, quien también hizo el punto en cuanto a la formación docente, la que a su juicio “tiene que tener un contenido específico de esto, de la condición TEA, porque evidentemente que se requiere de profesionales apropiadamente formados para tratar esta condición”.
Con este punto coincidió Manuel Monzalve, director de la Carrera de Pedagogía en Educación Especial de la Universidad Católica del Maule (UCM), quien sostuvo que “la aprobación va a traer como consecuencia que los profesores tendrán que estar mejor formados y van a tener que desarrollar competencias para abordar las necesidades específicas que tienen las personas con TEA especialmente en el contexto educativo, cómo abordarlo en términos del aprendizaje, en la participación y en las actividades curriculares a las que se van a ver enfrentados, especialmente los profesores que trabajan en asignaturas como lenguaje, matemática y de educación básica y media”.
Asimismo, llamó a desarrollar más en el país la evaluación funcional de la conducta como una herramienta para abordar de mejor manera los problemas de conducta que pueden tener algunas personas con TEA: “ese aspecto va a tener que ser incluido dentro de las competencias que cualquier profesor, sobre todos lo de educación especial, deben tener para abordar esta necesidad específica”.
Por otro lado, Carolina Cornejo, directora del Departamento de diversidad e inclusividad educativa de la UCM, llamó a esperar la reglamentación de esta normativa, “la que permitirá responder desde el ámbito educativo y de la salud para entregar los apoyos necesarios para que los niños y niñas que presentan TEA puedan avanzar en su desarrollo integral”. Cornejo agregó que “se generan desafíos y oportunidades en la formación y preparación de los distintos profesionales tanto de la salud como el ámbito educacional y además tenemos que sensibilizar a la sociedad chilena para respetar las diferencias individuales de todos los ciudadanos de nuestro país”.
Juan Francisco Lagos, director de la carrera de Pedagogía en Educación Especial de la UCM en la sede Talca valoró la aprobación de la ley en la visibilización del TEA, pero alertó algunas “tensiones” que se deben tener presentes por legislar una condición específica: “¿Por qué poner esta ley en la mesa y dejar otros síndromes fuera? Por ejemplo a nivel mundial somos uno de los países con mayor natalidad de personas con síndrome de down, síndrome que también va a estar presente durante toda la vida de la persona y que también requiere evaluaciones, diagnósticos, tratamientos, apoyos a la familia etc.”
“Creo que es interesante mirar esto desde un punto de vista más global que particular”, comentó el académico, quien coincidió con la necesidad de evitar el sobrediagnóstico del TEA.